A veces creo ser alguien afortunado. Hace unos días, una amiga (esa es la razón de mi fortuna, el tenerla como amiga), María Del Carmen Méndez, publicaba en facebook este poema, poema que leí y desde el principio me dejó absolutamente prendado.
Hable con ella y le pedí permiso para poder hacer algo con él, algo que pese a no ser lo que posiblemente mereciese, sería no obstante un pequeño tributo a la emotiva y sentida melancolía y resignación (también rabia y superación) que me transmitía por dentro.
En definitiva, algo hermoso por compartir, algo delicado a lo que he tratado de poner un granito de sensibilidad y ternura, que nunca desesperanza.
Espero que os guste.
Mentiras
Que descuidada tristeza,
alguna vez por mi sentida.
Nada es lo mismo
después,
después de una gran mentira.
Con cada beso,
una conquista,
con cada caricia,
el tiempo se olvida.
Abrazo inútil de fingida pasión,
que para la soledad hiciste cuna.
Muere, muere con calma la agonía
de un amor de tres al cuarto
cuyo vacío levanta hasta la alegría.
y toda la noche giró,
giró y cruzó en torno a ti
por haberme despedido.
Ese grito que no grita,
esa boca que no calla.
Es necesario engañar,
para seguir estando vivo?
porque la ventana que el día el hueco atraviesa,
a la esperanza cierra con más fuerza sus alas.
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